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“De todo quedaron tres cosas: La certeza de que estaba siempre comenzando, la certeza de que había que seguir La certeza de que sería interrumpido antes de terminar, y hacer de la interrupción un camino nuevo Hacer de la caída un paso de danza. Del miedo, una escalera. Hacer del sueño un puente. De la búsqueda, un encuentro” Fernando Pessoa
Hace unos días, en el post anterior, hablábamos de la sonrisa de un extraño, de lo que ese pequeño gesto puede significar y aportar a la persona que lo recibe.
Hoy quiero compartir con vosotros un video sobre buenas acciones desinteresadas e improvisadas que hacemos por los demás y el efecto que tienen en aquellos que son testigos de ello.
Necesitamos más ejemplos y mensajes en positivo de lo que podemos ser y de lo que somos capaces conseguir como personas y como sociedad. Sobre todo, a veces olvidamos que aquellos que más ejemplos y mensajes positivos necesitan son los niños y adolescentes.
A menudo se habla de los beneficios de sonreír y de la risa para la persona que sonríe, pero ¿qué experimenta la persona que recibe una sonrisa? ¿Y cuando esa sonrisa proviene de un extraño?
Según la psicóloga social Marianne LaFrance que ha estudiado sonrisas durante más de 20 años, "por lo general se asume que refleja un estado positivo interior de la persona que sonríe, pero de hecho, la sonrisa es socialmente funcional. No podríamos sobrevivir en nuestro día a día las interacciones si no hubiese un nivel mínimo de la sonrisa de la gente".
Según Alex Lickerman, vicepresidente asistente para la Salud Estudiantil y Servicios de Consejería de la Universidad de Chicago, para sonreír a un extraño de una manera significativa, se requiere tener algún tipo de sentimiento real hacia ellos, que nos preocupamos por alguien que no conocemos, aunque sea de una manera pequeña, como si fuese un pequeño ejercicio de compasión. Sostiene que muchas personas no sonríen a extraños por miedo que eso sea tomado como una invitación a algo, para evitar iniciar una conversación porque no les apetece o no tienen tiempo... Detrás de esa actitud de proteger la privacidad y mantener barreras con extraños puede esconderse la incapacidad para establecer límites apropiados con los demás; como que si estás en un apuro, podemos simplemente darnos prisa en el tiempo. O excusarnos. O emplear cualquier número de razones apropiadas para mantener a un extraño a una distancia social que resulte cómoda. Lickerman dice que tal y como algunos estudios han demostrado cuando sonreímos, experimentamos felicidad incluso si nuestra sonrisa es forzada, como podría ocurrir frente a un extraño. "Llegué a la conclusión- dice Lickerman- de que en realidad no tenía una buena razón para no sonreír a todos. Ciertamente, se necesita una cierta cantidad de atención y energía. Pero en la sonrisa a los extraños, reconozco su humanidad, y al hacer eso, me recuerdo a mi mismo que promuevo la paz. ¿Cómo? Al traer alegría a los demás que es mucho más de lo que se invierte en sonreír ".
Una agencia creativa, The Barbarian Group de Estados Unidos ha desarrollado TWO OF US, un sitio web donde se puede compartir una sonrisa y obtener otra sonrisa a cambio de un desconocido.
Otro proyecto precioso llamado La sonrisa de un extraño, está en Argentina, donde grupo de amigos que se juntan con carteles para sacarle sonrisas a la gente y comparten esos momentos a través de su canal en Youtube :
0,01 segundos es el tiempo que nuestro cerebro tarda en procesar un momento de felicidad que involuntariamente nos haga sonreír.
Wikipedia.
La Sonrisa es una declaración de Paz hacia los demás.
Maurice Ogier
Y tú ¿sonríes a los extraños? O quizás has recibido la sonrisa de alguno... Si quieres compartirlo no dudes en comentar.